Hola a todos, creo que hay que ser un poco valiente con las opiniones, que al fin y al cabo, no son más que eso,opiniones y para evitar cualquier "mala influencia" de comentarios o recomendaciones que a priori me pudiérais hacer, he decidido colgarla.
Si las chirivitas de vuestros ojos os permiten escribir opiniones o comentarios que os susciten estas líneas os lo agradecería...aprobechando que el foro está últimamente un poquito flojo.....
Aquí os la dejo tal cual la he pasado a la revista, dirigida a Alí.
HASTA LUEGO!!!!
Estimado amigo Alí:
Soy Quique, de Zaragoza, Kinki para “alguno”, creo que con esto me identificas fácilmente ¿verdad?
Lo primero, te mando un fuerte abrazo y espero, porque parece mentira lo difícil que me está resultando, que nos podamos reencontrar y te pueda dar un verdadero abrazo de “oso” a la usanza. Yo no te conocía antes de aquel maravilloso “gran hermano quadtrero” que disfrutamos, y sinceramente, entonces, no sabía tampoco (creo que te diste cuenta enseguida) ni a qué te dedicabas,¡manda narices!
Después de aquello y solo estando más pendiente (casi diría yo, obsesionado) de este mundillo, no paro de verte y leerte por todos lados. Cundes, y cundes bien y ya te digo que, personalmente, te agradezco todo lo que vas haciendo por esta impresionante actividad.
A lo que vienen las líneas que te escribo es referente a la reseña que hiciste sobre la “persecución que los usuarios del quad-atv” vamos soportando y cada vez con más intensidad.
Un par de días después a leerte en la revista, me surgió la oportunidad de salir solo, por las cercanías de mi casa, a dar una vuelta o quizás mejor llamarlo paseo y así lo hice, quería despejarme, relajarme y distraerme un par de horas encima de mi aparato.
Y digo oportunidad, porque está claro que no es ni lo más conveniente ni lo habitual salir solo, antes me tuve que auto convencer de que si no me caía, ni rompía nada cuando paseas andando, porqué tenía que ocurrir en mi atv yendo a una velocidad absolutamente moderada de aproximadamente 30-35 kms/h., por pistas próximas, conocidas y sin dificultad.
Y así lo hice y me dediqué sencillamente a ver paisaje (aunque sea en una zona de secano y agreste como la nuestra), tomar el aire, hacer paradas y otear la cuidad de lejos, tirar fotos, escuchar el silencio y sobretodo pensar, no dejé de pensar en lo que habías escrito y querido transmitir en ese artículo.
A ese ritmo, sobre el quad, me dí cuenta de que daba tiempo de todo, incluso de sentir un curioso gustillo con el balanceo de la amortiguación de un ya bien trabajado KQ700.
Entre sentir y pensar me dediqué a prestar atención a lo que me rodeaba, árboles, matorrales, olores, pistas ocres, espigas, conejillos cruzando, hasta me la jugué (hasta cierto punto, claro) cambiando el casco por una gorra durante un ratillo y sentía la brisa del atardecer caluroso y la veía por el retrovisor revelada en el rastro, muy suave, de polvo que se levantaba y perdía tras mis casi imperceptibles y tranquilas rodadas en el polvotriento camino.
También me iba encontrando con gente, algunos paseando, algunos en btt y también con algún que otro motero, que por cierto, no iba “sintiendo ni pensando” tanto (aunque esto no viene al caso).
Tenía tiempo para reconocer la distancia a la que me encontraba de unos y otros (a favor o en contra) y calcular, según la dirección del viento cuando debía decelerar o incluso parar para no causarles trastorno por la, esta vez sí, pequeña nube de polvo que levantaba a mi paso, y así no interferir en el disfrute de su actividad.
También me dí cuenta lo rápido que el quad baja hasta 5-10 km/h una vez que levantas el gatillo en una curva en pendiente entrando por el interior y qué tranquilo estaba de no jugar esta vez a la ruleta rusa con mis “co-disfrutadores camperos”.
Con mi saludo y fija mirada en ellos veía en sus palmas y en sus ojos un nivel de complicidad y aprobación, muy cercana a un 90% diría yo, y eso me reconfortaba.
Los ojos de los conejillos con los que me cruzaba no los podía leer tan bien pero sí que observé que entraban por un lado de la pista y salían “enteros” por la otra, eso también me satisfacía.
Esto que puede parecer un cuento, no lo es, era la realidad de aquella “salida en solitario” y todo ese tiempo durante el que mi cerebro pudo funcionar me llevó a algunas reflexiones que, sin pecar de derrotista o pesimista, si no en todo caso de realista, te quiero transmitir.
Y ahora sí que voy directo al grano….¿porqué nuestra actividad aún considerándose deportiva no arrastra masas, ni es bienvenida en algunos sectores, porqué solo hacemos gracia a los niños que a nuestro paso nos miran pasmados como a caballeros del zodíaco en sus calles, porqué no nos quieren los cazadores o los ciclistas?
Tengo una sencilla respuesta: En esta sociedad no triunfan aquellas actividades que además de no generar ningún bien común y producir pingues beneficios económicos (tan minoritario…), están poco controladas y molestan a los demás.
Más clarito? Creo que no se puede ser.
Nuestro hobbie reúne una serie de peculiaridades y nos hemos creído acreedores de una serie de derechos por los que nos está costando mantenernos en esta ola.
Máquinas potentes y muy ruidosas, rapidísimas y atrevidas con lo imposible, ruedas de “tractor muy agresivas”, vestimentas duras, acorazadas como para grandes pruebas o competiciones, cascos que tapan gestos y sonrisas (y aplastan carrillos), botas imponentes…
Y de esta guisa compartimos nuestro medio, campo y naturaleza, con paseantes, ciclistas, agricultores, corredores, amas de la casa del campo o pueblo, tertulias en plazas, cazadores, excursionistas, montañeros…
Pero no solo compartimos con ellos, a los que vemos, porque los rebasamos o cruzamos por las pistas sino que también con otros, que no vemos y que en la distancia oyen nuestros motores y ven nuestras, a veces, inmensas nubes de polvo.
Nos hemos parado a pensar el ruido que pueden hacer 5 o 6 quads siendo que, cuando alguna vez nos hemos despistado oímos muy de lejos cuando vienen a recogernos o también la riada de polvo que se levanta tras un grupo de aparatos?? , a mí me deja helado cuando me toca ir de farolillo rojo el espectáculo que se monta. Me recuerdan a aquellas caravanas de colonos que hemos visto en la tele.
De otra forma yo diría que, casi los únicos que nos pueden apreciar son los atentos lugareños del bar del pueblo donde paramos a disfrutar el santo almuerzo.
Por todo lo arriba comentado considero que los usuarios del quad, grupo particularmente minoritario, chocamos con la sociedad frontalmente, me cuesta creer que aportemos nada y a cambio pedimos que todos aquellos con los que compartimos un espacio, que nosotros mismos alteramos, nos apoyen o al menos que no nos demonicen.
Nos movemos en un filo de cuchillo y nuestra actividad se sustenta legal y socialmente de un hilo, que podemos hacer?
Está bien protestar y discutir como cualquier otro colectivo por nuestros derechos, en contra de normativas que van a pareciendo, sobre todo cuando vemos que muchas veces son claramente discriminatorias hacia nosotros en relación a otras modalidades de motor y/o campo.
Pero me parece más importante ganarnos a aquellos que empujan a que las normativas se endurezcan, que al final es la sociedad, en general, aunque estemos convencidos de que algún sector en particular es el que lleva la batuta pero es que ganarnos a éstos… yo ya lo daría por perdido ya que les estamos dando patadas en su espina dorsal, propiamente dicha.
Nuestra defensa (y no digo lucha ni ataque) la veo más como un trabajo más enfocado a asesores de imagen y sociólogos que a juristas y napoleones con dos coj…, que nos enseñaran, unos, a mostrar nuestro “otro lado” y otros, a explicarnos qué es lo que a la sociedad tanto le irrita y que hace que nos encontremos en esta situación.
Yo no soy ni una cosa ni la otra pero me gustaría dar unas pinceladas y meterme un poco en este farragoso terreno, pero que llegado hasta aquí ya no puedo evitar.
¿Qué pasaría si de una puñetera vez nos metiéramos a fondo en el asunto de los silenciosos, pero silenciosos de verdad?? ¿Es posible que no consigamos reducir nuestro ruido a unos niveles aceptables, al menos para no resultar desagradables a aquellos próximos o no tan próximos ciudadanos de caminos, pueblos y ciudades por los que nos movemos?.
Al hilo de esto se me ocurre que no veo un tipo de manifestación menos acertada que la de reunir a decenas de quads-atvs por las calles causando una ruidera que asusta hasta los sordos. Muy bien, despertamos del descanso o alteramos el trabajo de la oficina o despertamos a un bebé, o hacemos callar una tertulia o alteramos la circulación (esto ya parece más cívico), o hacemos temblar los cristales. Hombre si lo que queríamos era llamar la atención, efectivamente lo hemos conseguido, sobre todo si al ruido del motor le añadimos el de las rodadas que en asfalto se multiplican. A nosotros desde luego nos resultaría francamente difícil hacer una manifestación “silenciosa”.
Nadie se ha fijado porqué cuando salimos de casa hacia el punto de encuentro de nuestra, excursión se vuelve la gente a mirarnos?? Porque somos chicos guapos y aguerridos??, no, todavía no nos han visto la cara, ni nos la verán. Sencillamente porque su oídos detectan algo que les obliga a mirar, por curiosidad o por ver si se tienen que defender!.
Seríamos capaces de moderar la velocidad hasta el punto de poder controlar las molestias de aquellos con los que nos cruzamos, saludarles y ser gentiles en pistas, pueblos y urbanizaciones de paso?
Todas las iniciativas de colaboración con nuestros vecinos o no tan vecinos, como la conocida y reconocida con los niños con Síndrome de Down que tan bien promovieron nuestros amigos de León, ayudas a servicio públicos de Ayuntamientos como la limpieza del monte y playas…,son positivas.
Desde luego que funcionarios públicos como la policía o vigilantes de la playa desarrollen su actividad a lomos de un quad, también es interesante.
La difusión mediática de nuestra cara competitiva y deportiva en circuitos de cross, trial, raid…. nos meten en las casas de una forma cómoda, espectacular y nada molesta.
Y porqué nos seguimos auto denominando quadtreros (disparos, mal aspecto, gritos y polvo) y no usuarios del quad, ya que “quadricistas” o “atveros” queda fatal???
Cuantas “trialeras” se deberían llamar realmente campo a través???
Bien, y habrá muchas más cosas pero estas reflexiones no pretenden para nada arreglar el mundo y menos el nuestro pero si algo tienen, aunque para algunos puedan parecer simplistas o erróneas, son sinceras, es sencillamente, lo que pienso.
Evidentemente no pretendo dar lecciones a nadie. Tómalo como un punto de vista más de lo que está pasando, absolutamente criticable y no sé hasta qué punto inteligente el hablarlo…eso tú lo dirás. Si quieres servirte de este tablón para conciliar el sueño, me alegraré, que le quieres dar difusión, también, al igual que si lo usas para empapelar algún librito de esos niños tan majos que tienes.
Vaya!! Tenía que soltar todo esto y te ha tocado a ti aguantarlo.
Una última cosa, si la solución a todo tiene que pasar por corregir, mejorar y/o alentar a que todo lo escrito se consiga….NO SE YO SI SEGUIRÍA CON ESTO ¡!!!!!!!!!
Un fuerte abrazo de un amigo:
QUIQUE
Si las chirivitas de vuestros ojos os permiten escribir opiniones o comentarios que os susciten estas líneas os lo agradecería...aprobechando que el foro está últimamente un poquito flojo.....
Aquí os la dejo tal cual la he pasado a la revista, dirigida a Alí.
HASTA LUEGO!!!!
Estimado amigo Alí:
Soy Quique, de Zaragoza, Kinki para “alguno”, creo que con esto me identificas fácilmente ¿verdad?
Lo primero, te mando un fuerte abrazo y espero, porque parece mentira lo difícil que me está resultando, que nos podamos reencontrar y te pueda dar un verdadero abrazo de “oso” a la usanza. Yo no te conocía antes de aquel maravilloso “gran hermano quadtrero” que disfrutamos, y sinceramente, entonces, no sabía tampoco (creo que te diste cuenta enseguida) ni a qué te dedicabas,¡manda narices!
Después de aquello y solo estando más pendiente (casi diría yo, obsesionado) de este mundillo, no paro de verte y leerte por todos lados. Cundes, y cundes bien y ya te digo que, personalmente, te agradezco todo lo que vas haciendo por esta impresionante actividad.
A lo que vienen las líneas que te escribo es referente a la reseña que hiciste sobre la “persecución que los usuarios del quad-atv” vamos soportando y cada vez con más intensidad.
Un par de días después a leerte en la revista, me surgió la oportunidad de salir solo, por las cercanías de mi casa, a dar una vuelta o quizás mejor llamarlo paseo y así lo hice, quería despejarme, relajarme y distraerme un par de horas encima de mi aparato.
Y digo oportunidad, porque está claro que no es ni lo más conveniente ni lo habitual salir solo, antes me tuve que auto convencer de que si no me caía, ni rompía nada cuando paseas andando, porqué tenía que ocurrir en mi atv yendo a una velocidad absolutamente moderada de aproximadamente 30-35 kms/h., por pistas próximas, conocidas y sin dificultad.
Y así lo hice y me dediqué sencillamente a ver paisaje (aunque sea en una zona de secano y agreste como la nuestra), tomar el aire, hacer paradas y otear la cuidad de lejos, tirar fotos, escuchar el silencio y sobretodo pensar, no dejé de pensar en lo que habías escrito y querido transmitir en ese artículo.
A ese ritmo, sobre el quad, me dí cuenta de que daba tiempo de todo, incluso de sentir un curioso gustillo con el balanceo de la amortiguación de un ya bien trabajado KQ700.
Entre sentir y pensar me dediqué a prestar atención a lo que me rodeaba, árboles, matorrales, olores, pistas ocres, espigas, conejillos cruzando, hasta me la jugué (hasta cierto punto, claro) cambiando el casco por una gorra durante un ratillo y sentía la brisa del atardecer caluroso y la veía por el retrovisor revelada en el rastro, muy suave, de polvo que se levantaba y perdía tras mis casi imperceptibles y tranquilas rodadas en el polvotriento camino.
También me iba encontrando con gente, algunos paseando, algunos en btt y también con algún que otro motero, que por cierto, no iba “sintiendo ni pensando” tanto (aunque esto no viene al caso).
Tenía tiempo para reconocer la distancia a la que me encontraba de unos y otros (a favor o en contra) y calcular, según la dirección del viento cuando debía decelerar o incluso parar para no causarles trastorno por la, esta vez sí, pequeña nube de polvo que levantaba a mi paso, y así no interferir en el disfrute de su actividad.
También me dí cuenta lo rápido que el quad baja hasta 5-10 km/h una vez que levantas el gatillo en una curva en pendiente entrando por el interior y qué tranquilo estaba de no jugar esta vez a la ruleta rusa con mis “co-disfrutadores camperos”.
Con mi saludo y fija mirada en ellos veía en sus palmas y en sus ojos un nivel de complicidad y aprobación, muy cercana a un 90% diría yo, y eso me reconfortaba.
Los ojos de los conejillos con los que me cruzaba no los podía leer tan bien pero sí que observé que entraban por un lado de la pista y salían “enteros” por la otra, eso también me satisfacía.
Esto que puede parecer un cuento, no lo es, era la realidad de aquella “salida en solitario” y todo ese tiempo durante el que mi cerebro pudo funcionar me llevó a algunas reflexiones que, sin pecar de derrotista o pesimista, si no en todo caso de realista, te quiero transmitir.
Y ahora sí que voy directo al grano….¿porqué nuestra actividad aún considerándose deportiva no arrastra masas, ni es bienvenida en algunos sectores, porqué solo hacemos gracia a los niños que a nuestro paso nos miran pasmados como a caballeros del zodíaco en sus calles, porqué no nos quieren los cazadores o los ciclistas?
Tengo una sencilla respuesta: En esta sociedad no triunfan aquellas actividades que además de no generar ningún bien común y producir pingues beneficios económicos (tan minoritario…), están poco controladas y molestan a los demás.
Más clarito? Creo que no se puede ser.
Nuestro hobbie reúne una serie de peculiaridades y nos hemos creído acreedores de una serie de derechos por los que nos está costando mantenernos en esta ola.
Máquinas potentes y muy ruidosas, rapidísimas y atrevidas con lo imposible, ruedas de “tractor muy agresivas”, vestimentas duras, acorazadas como para grandes pruebas o competiciones, cascos que tapan gestos y sonrisas (y aplastan carrillos), botas imponentes…
Y de esta guisa compartimos nuestro medio, campo y naturaleza, con paseantes, ciclistas, agricultores, corredores, amas de la casa del campo o pueblo, tertulias en plazas, cazadores, excursionistas, montañeros…
Pero no solo compartimos con ellos, a los que vemos, porque los rebasamos o cruzamos por las pistas sino que también con otros, que no vemos y que en la distancia oyen nuestros motores y ven nuestras, a veces, inmensas nubes de polvo.
Nos hemos parado a pensar el ruido que pueden hacer 5 o 6 quads siendo que, cuando alguna vez nos hemos despistado oímos muy de lejos cuando vienen a recogernos o también la riada de polvo que se levanta tras un grupo de aparatos?? , a mí me deja helado cuando me toca ir de farolillo rojo el espectáculo que se monta. Me recuerdan a aquellas caravanas de colonos que hemos visto en la tele.
De otra forma yo diría que, casi los únicos que nos pueden apreciar son los atentos lugareños del bar del pueblo donde paramos a disfrutar el santo almuerzo.
Por todo lo arriba comentado considero que los usuarios del quad, grupo particularmente minoritario, chocamos con la sociedad frontalmente, me cuesta creer que aportemos nada y a cambio pedimos que todos aquellos con los que compartimos un espacio, que nosotros mismos alteramos, nos apoyen o al menos que no nos demonicen.
Nos movemos en un filo de cuchillo y nuestra actividad se sustenta legal y socialmente de un hilo, que podemos hacer?
Está bien protestar y discutir como cualquier otro colectivo por nuestros derechos, en contra de normativas que van a pareciendo, sobre todo cuando vemos que muchas veces son claramente discriminatorias hacia nosotros en relación a otras modalidades de motor y/o campo.
Pero me parece más importante ganarnos a aquellos que empujan a que las normativas se endurezcan, que al final es la sociedad, en general, aunque estemos convencidos de que algún sector en particular es el que lleva la batuta pero es que ganarnos a éstos… yo ya lo daría por perdido ya que les estamos dando patadas en su espina dorsal, propiamente dicha.
Nuestra defensa (y no digo lucha ni ataque) la veo más como un trabajo más enfocado a asesores de imagen y sociólogos que a juristas y napoleones con dos coj…, que nos enseñaran, unos, a mostrar nuestro “otro lado” y otros, a explicarnos qué es lo que a la sociedad tanto le irrita y que hace que nos encontremos en esta situación.
Yo no soy ni una cosa ni la otra pero me gustaría dar unas pinceladas y meterme un poco en este farragoso terreno, pero que llegado hasta aquí ya no puedo evitar.
¿Qué pasaría si de una puñetera vez nos metiéramos a fondo en el asunto de los silenciosos, pero silenciosos de verdad?? ¿Es posible que no consigamos reducir nuestro ruido a unos niveles aceptables, al menos para no resultar desagradables a aquellos próximos o no tan próximos ciudadanos de caminos, pueblos y ciudades por los que nos movemos?.
Al hilo de esto se me ocurre que no veo un tipo de manifestación menos acertada que la de reunir a decenas de quads-atvs por las calles causando una ruidera que asusta hasta los sordos. Muy bien, despertamos del descanso o alteramos el trabajo de la oficina o despertamos a un bebé, o hacemos callar una tertulia o alteramos la circulación (esto ya parece más cívico), o hacemos temblar los cristales. Hombre si lo que queríamos era llamar la atención, efectivamente lo hemos conseguido, sobre todo si al ruido del motor le añadimos el de las rodadas que en asfalto se multiplican. A nosotros desde luego nos resultaría francamente difícil hacer una manifestación “silenciosa”.
Nadie se ha fijado porqué cuando salimos de casa hacia el punto de encuentro de nuestra, excursión se vuelve la gente a mirarnos?? Porque somos chicos guapos y aguerridos??, no, todavía no nos han visto la cara, ni nos la verán. Sencillamente porque su oídos detectan algo que les obliga a mirar, por curiosidad o por ver si se tienen que defender!.
Seríamos capaces de moderar la velocidad hasta el punto de poder controlar las molestias de aquellos con los que nos cruzamos, saludarles y ser gentiles en pistas, pueblos y urbanizaciones de paso?
Todas las iniciativas de colaboración con nuestros vecinos o no tan vecinos, como la conocida y reconocida con los niños con Síndrome de Down que tan bien promovieron nuestros amigos de León, ayudas a servicio públicos de Ayuntamientos como la limpieza del monte y playas…,son positivas.
Desde luego que funcionarios públicos como la policía o vigilantes de la playa desarrollen su actividad a lomos de un quad, también es interesante.
La difusión mediática de nuestra cara competitiva y deportiva en circuitos de cross, trial, raid…. nos meten en las casas de una forma cómoda, espectacular y nada molesta.
Y porqué nos seguimos auto denominando quadtreros (disparos, mal aspecto, gritos y polvo) y no usuarios del quad, ya que “quadricistas” o “atveros” queda fatal???
Cuantas “trialeras” se deberían llamar realmente campo a través???
Bien, y habrá muchas más cosas pero estas reflexiones no pretenden para nada arreglar el mundo y menos el nuestro pero si algo tienen, aunque para algunos puedan parecer simplistas o erróneas, son sinceras, es sencillamente, lo que pienso.
Evidentemente no pretendo dar lecciones a nadie. Tómalo como un punto de vista más de lo que está pasando, absolutamente criticable y no sé hasta qué punto inteligente el hablarlo…eso tú lo dirás. Si quieres servirte de este tablón para conciliar el sueño, me alegraré, que le quieres dar difusión, también, al igual que si lo usas para empapelar algún librito de esos niños tan majos que tienes.
Vaya!! Tenía que soltar todo esto y te ha tocado a ti aguantarlo.
Una última cosa, si la solución a todo tiene que pasar por corregir, mejorar y/o alentar a que todo lo escrito se consiga….NO SE YO SI SEGUIRÍA CON ESTO ¡!!!!!!!!!
Un fuerte abrazo de un amigo:
QUIQUE